En días pasados el presidente de EEUU realizó un acto público en los jardines de la Casa Blanca, con motivo del inicio de la nueva temporada de Grandes Ligas. Las imágenes lo mostraron compartiendo con figuras emblemáticas del deporte, sin mascarilla. Sobre la importancia de predicar con el ejemplo conversamos esta semana.
Entrando al quinto mes de la pandemia, en la mayoría de los países del mundo no se perfila un final feliz a la vista. En algunos países de Europa ya pronostican una segunda ola de contagios cuando las temperaturas comiencen a bajar. Tenemos en nuestras manos la capacidad de detener al COVID-19. Aquel que se contagie debe aislarse completamente y el resto debe evitar contagiarse usando mascarilla en público, manteniendo una distancia prudencial (2 metros) con respecto a otros seres humanos y lavando las manos con frecuencia. Son normas sencillas.
Grandes líderes mundiales aparecen en actos públicos sin respetar las normas que establecen sus países. Les «fastidia» usar mascarilla (como a todos). No entienden o asimilan el poder que tienen predicando con el ejemplo. Desperdician costosas campañas comunicacionales contraviniendo la norma. Algunos pueden pensar que todo aquel que se acerque a un mandatario está debidamente certificado como libre de COVID-19. Lo cierto es que miles de contagiados asintomáticos circulan cada día, en apariencia saludables, y se creen con derecho a respirarnos en la cara, porque les causa molestia la mascarilla. Nos toca a los que respetamos las normas elevar nuestra voz, como lo hicieron los pasajeros de este vuelo de American Airlines, aplaudiendo al personal de la aerolínea por obligar a una pasajera rebelde a retirarse del avión.
Este hermoso video de UNICEF nos explica como permitimos la propagación del virus y también como podemos detenerla:
Regresando a las Grandes Ligas, los Marlins de Florida anunciaron a principios de esta semana que 14 jugadores del equipo dieron positivo a COVID-19, ¡CATORCE! Es fácil imaginarse lo que pasó: un asintomático positivo llegó al equipo, confiado se quitó la mascarilla y el resto de los compañeros (al menos 13) se confiaron también y dejaron la mascarilla de lado.
¿A cuántos terminarán contagiando? ¿Cuántos hospitalizados y cuántos muertos?
Un consejo a las Grandes Ligas: !MASK PLEASE!
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